26 Julio 2016
Ante un repleto auditorio, formado principalmente por profesores y bibliotecarios de Santiago y regiones, el pasado 17 de junio se llevó a cabo en el Archivo Nacional la Jornada de Estudio Profesores que leen, lectores que enseñan: Una mirada al mediador de lectura literaria en la escuela*, impulsada por el investigador y académico de la Universidad Austral Felipe Munita.
La actividad contó con la participación de dos destacadas expositoras extranjeras: la española Ana María Margallo y la brasilera Celia Abicalil Belmiro, además del mismo Munita y de un grupo de profesores que compartieron sus experiencias lectoras.
La primera en tomar la palabra fue Ana María Margallo, profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona, docente hace más de veinte años y Coordinadora del Máster de formación de profesorado de la UAB, y del grupo GRETEL. Su charla se tituló El desafío escolar de formar lectores literarios y en ella abordó las principales formas en que se concibe la lectura dentro de los distintos establecimientos educacionales.
En su exposición, basada en las investigaciones que ha realizado hasta la fecha, Margallo postuló la necesidad de cambiar el paradigma con el cual profesores, bibliotecarios y mediadores abordan el fomento lector, ya que, según afirmó, este no ha contribuido en la formación de lectores críticos con formación literaria; hablamos, por un lado, de la enseñanza de la literatura a través de la revisión biográfica de los autores más importantes de un período o una escuela literaria, y por otra parte, el análisis de la obra en relación a su forma, y no al goce de su contenido.
La formación del lector literario, concepto central para comprender la tesis de Ana María, se define principalmente por reunir la generación del hábito lector con el disfrute de la obra literaria, combinando aspectos como la lectura optativa y autónoma con la lectura obligatoria y guiada, o incidiendo directamente en la relación con la lectura a través de la reflexión e interpretación de las obras por medio de experiencias compartidas. Ello permite, además, la creación de itinerarios literarios, es decir, instancias donde el mediador facilita libros a niños y jóvenes reconociendo sus prácticas lectoras, y les insta a explorar libros a partir de sus propios intereses temáticos.
Luego de la exposición de Ana María, fue el turno de Felipe Munita, investigador asociado en el Instituto de Lingüística y Literatura de la Universidad Austral de Chile, y coordinador Académico del Diplomado en Fomento Lector y Literatura para Niños y Jóvenes de la misma institución. En su conferencia Pensarnos como mediadores y pensarnos como lectores, Munita comenzó reflexionando sobre estos recientes agentes en el escenario de la promoción de la lectura, los ‘mediadores’, y sobre el significado y alcances de la palabra ‘mediador’. Una introducción esclarecedora de los campos semánticos que evoca la palabra y también de las tensiones que vive entre la promoción de la lectura y la didáctica de la literatura.
Afortunadamente, en las nuevas concepciones para la formación de lectores, explicó Munita, se ha avanzado desde una Enseñanza de la literatura hacia una Educación literaria, en la que el foco se desplaza del texto hacia el lector, y en ese proceso las funciones del profesor de lengua y literatura han de redefinirse. Es allí donde entra la figura del mediador, ese “actor socioeducativo cuyo propósito es construir condiciones favorables para la apropiación cultural y la participación en el mundo de lo escrito por parte de sujetos que no han tenido la posibilidad de disfrutar de esas condiciones”, en palabras de Munita. Pero para ello, destacó el conferenciante, “el mediador ha de ser capaz de transmitir el gozo por la lectura. La educación literaria necesita de mediadores de lectura capaces de transmitir su propia relación personal (y pasional) con el libro y la literatura”.
En sus experiencias en talleres con profesores y bibliotecarios, Munita ha podido poner en marcha una serie de nuevas experiencias de formación y de aproximación a la lectura, desde clubes o espacios de innovación en el aula, a diarios de lectura o antologías personales de lecturas. Son los docentes los que las realizan entre ellos y luego las aplican con sus estudiantes. Porque lo más importante, dice Munita, es que sean los mediadores los primeros que se apropien del placer de la lectura, que se piensen a sí mismos y se vean como lectores, que lean como lectores y no sólo como docentes.
Para Munita es muy importante repensar la formación profesional “en términos de fortalecer la apropiación personal e íntima del docente frente al texto literario”. “Los profesores que son lectores comprometidos”, sostiene, “se sienten motivados a leer y son socialmente interactivos acerca de lo que leen. Estas cualidades aparecen en sus interacciones de clase y ayudan a formar estudiantes que sean, a su vez, lectores comprometidos”.
Tertulias y experiencias exitosas
La segunda parte del encuentro comenzó con la charla Tertulia literaria: quien lee también tiene mucho que decir, de la Dra. Celia Abicalil Belmiro, profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil, e investigadora del Centro de Alfabetização, Leitura e Escrita (CEALE). Siempre desde la educación, dentro de su línea de investigación se destaca la formación y producción literaria en niños y jóvenes; y tiene una profunda preocupación por la diversidad y la interculturalidad a través de la lengua y la literatura.
El título de su exposición es el mismo del proyecto de extensión de la Universidad Federal de Minas Gerais, iniciado en el año 2009, que concibe la práctica de la lectura como una actividad propicia para el establecimiento de las relaciones interpersonales. Para que esto suceda, mantiene reuniones mensuales con el fin de socializar lecturas realizadas cada mes por los profesores y mediadores invitados. La experiencia del proyecto busca romper con modelos de formación que dificultan e incluso alejan a los lectores de los libros de literatura. En su charla, Celia compartió con los presentes algunos aspectos de la lectura literaria que el proyecto ha revelado. Por ejemplo, la importancia que ha tenido la lectura personal de los docentes a la hora de fortalecer sus prácticas didácticas sobre la literatura en el aula. O el hecho, destacado por la investigadora, de que la participación de docentes en un espacio de socialización de lectura entre pares gatilla, en muchas ocasiones, la creación de espacios similares en las aulas y escuelas por parte de esos profesores.
Al término de la Jornada, los asistentes conocieron también la experiencia de un grupo de profesores que participó en el taller “Volver a la lectura”, dictado en la Universidad Austral de Chile durante el año 2015. El curso buscaba ser un espacio de encuentro voluntario para (re)encontrar el placer que producen la lectura personal y la socialización de esas lecturas.
Marión Muñoz, Marisol Torres, Tatiana Campos y Emerson Tropa destacaron la oportunidad que les dio el taller de descubrir y apreciar en grupo nuevos títulos infantiles y juveniles, pero por sobre todo valoraron la motivación para buscar y revisar su propia identidad lectora.
“Uno de los primeros y más valiosos aprendizajes fue mirarnos a nosotros mismos como lectores. Indagar en nuestra vida lectora a través de la autobiografía nos permitió darnos cuenta que hay derroteros de los más disímiles y conectar rápidamente la literatura con lo que es más propio: la vida y la memoria. Cuántas imágenes se nos vinieron a la cabeza, cuántos momentos intensos de nuestras vidas atados a la buena lectura de esos libros que atesoramos, cuántos homenajes a esos viejos profesores que nos traspasaron la magia de dejarse encantar por un buen libro (y cuántos remordimientos de conciencia al haber abandonado ese camino señalado por el buen profesor de literatura y haber sucumbido al trabajo de elevar los resultados del SIMCE y la PSU). Hoy por hoy consideramos indispensable saber cuál es la historia lectora de nuestros estudiantes”, señaló en su presentación Emerson Tropa, docente de Lenguaje y Comunicación en el Colegio Nuestra Señora del Carmen (Valdivia).
Los expositores se refirieron también a cómo las numerosas lecturas que revisaron en el curso –entre las que se contaron, entre otros, Bonsái, de Alejandro Zambra; Al sur de la Alameda, de Lola Larra y Vicente Reinamontes; Nana vieja, de Margaret Wild y Ron Brooks, y El espejo africano, de Liliana Bodoc– descubrieron ante ellos un mundo de géneros y títulos que motivó largas y profundas conversaciones. Una dinámica distendida que la mayoría de los docentes replicó luego con sus propios alumnos en la sala de clases y hasta con sus pares.
En suma, una jornada que reunió la experiencia de investigadores, académicos, profesores y bibliotecarios, los que contribuyeron a ampliar la mirada frente a un tema fundamental a la hora de hablar de fomento lector.
*Convocada en el marco del proyecto “El efecto profesor en la formación de lectores” (PAI-CONICYT n° 82140013).
LINKS PARA PROFUNDIZAR
“Claves para formar lectores adolescentes con talento” (Ana María Margallo).