Tres preguntas para Gabriela Lyon

"Quería que el paisaje fuera un protagonista tan importante como el niño que nos narra su recorrido", dice la ilustradora de 9 kilómetros, una historia que transcurre en medio de campos y bosques del sur de Chile.

¿Por qué escogiste trabajar con acrílico esta vez?

Cuando estudié artes visuales me especialicé en pintura. Siento una fuerte conexión con la técnica y he tratado dominarla y conocerla durante ya varios años. Muchas veces, a la hora de crear un libro, los ilustradores nos inclinamos por el dibujo y la acuarela, ya que no requiere tanto tiempo ni espacio físico. En cambio, la pintura al óleo es un poco más complicada, necesita tiempo de secado, pinceles especiales, paletas, etc. Me hubiera encantado hacer 9 kilómetros al óleo, pero me hubiera demorado un año más, y el tiempo de entrega, en este tipo de proyectos, lo es todo. El acrílico entonces se transformó en la mejor alternativa, y la verdad es que incluso tiene atributos técnicos que quizá son más atractivos para un libro ilustrado que una pintura al óleo, que usualmente se aprecia mejor en el original.
Como ilustradora no tengo una técnica o estilo definido, casi siempre voy cambiando. Para mis proyectos ilustrados siempre trato de utilizar una técnica nueva, es como un desafío. Pequeña historia de un desacuerdo es dibujo y color digital, Un día soleado es acuarela, Las Aventuras del Hombre Pájaro tiene témperas. Para 9 kilómetros me sentía lista para ir a lo grande, meterme en ese tipo de problemas que son tan entretenidos.

¿Qué desafíos te planteó este libro y cómo los resolviste?

Muchos, uno de ellos fue la técnica. La pintura por si sola es algo egoísta y por eso fue muy importante la creación de un buen storyboard. Algo que adoro en la Editorial Ekaré Sur es el trabajo en equipo: nunca estoy sola cuando me entregan un proyecto, hay retroalimentación constante y creo que 9 kilómetros fue unos de los libros más supervisados que he realizado… ¡hice unos cinco storyboard en total! Y todo esto para asegurar una buena conexión entre texto e imagen.
Otro desafío que me propuse fue estudiar sobre la pintura de paisaje: quería que en 9 kilómetros el paisaje fuera un protagonista tan importante como el niño que nos narra su recorrido, y pensé que la mejor manera para llegar a un buen resultado era investigar sobre el término “paisaje” y su desarrollo como género pictórico. Descubrí muchas cosas, como por ejemplo que la palabra “contemplar” proviene de la observación de las aves, y de ahí saqué algunas ideas sobre la mirada animal respecto del paisaje.

Todos los libros tienen algo especial para los autores. ¿Qué te pasa cuando ves este publicado?

Sí, es verdad, yo siento que todos mis libros ilustrados son como hijos, ja! Cuando la cuarentena comenzó a mediados de marzo, la idea del encierro sonó abrumadora. Yo estaba recién realizando las ilustraciones definitivas, estuve seis meses en el taller sin salir. Pero, a riesgo de sonar muy mística, pintar para mi es como un viaje. Al imaginar esos paisajes y la naturaleza, realmente sentí que no estaba encerrada, no estaba en cuarentena, estaba en un espacio muy íntimo, infinito.

 

* Para saber más de los autores, conocer el proceso de creación del libro y acceder a material adicional (ilustraciones originales, bocetos, videos y referencias), ingresa a 9kilometros.cl

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