Mucho mucho: Arrumacos con ritmo caribeño

Por Astrid Donoso, periodista y mediadora de la lectura

La emoción de la sorpresa ante la espera, el repetir y sumar, son las tres fórmulas que ocupa este entretenido y amoroso libro de Trish Cooke e ilustrado por la reconocida Helen Oxenbury, un clásico que llega al fin en español. 

Sentados junto a la ventana de casa, bebé y su mamá observan atentos hacia afuera, como si no estuvieran haciendo nada más que esperar. Todo está en calma hasta que escuchan el timbre y comienza el ajetreo de visitas, saludos efusivos y los despliegues de cariño. El ding dong de la puerta trae primero a tía Biba, luego a tío Didi, y pronto se suman la abuela con la Nona y el primo Kay. Unos tras otro aparecen por casa, regalando manifestaciones de amor por el bebé, quien les sonríe gustoso. Entonces, esa casa en silencio, que conocimos tranquila y a la espera, se convierte en un hogar que desborda alegría y calor hogareño.

La emoción de la sorpresa ante la espera, el repetir y sumar, son las tres fórmulas que ocupa este entretenido y amoroso libro de Trish Cooke e ilustrado por la reconocida Helen Oxenbury, un clásico que llega al fin en español.  El ritmo es evidente, lo sentimos apenas lo leemos por primera vez en silencio y poco a poco, al pasar las páginas, notamos que la invitación es a compartirlo en voz alta, cadenciosamente, desplegando su maravilla musical. El original en inglés revela las profundas raíces caribeñas de la autora, algo que traduce muy bien Verónica Uribe, sin perder un ápice de esa música, de ese uso lúdico de las palabras en un relato acumulativo donde dos protagonistas terminan siendo muchos en una sola casa.

A cada llegada le antecede una espera, donde los colores se neutralizan en sepias y rojos. Y cada vez que la puerta se abre el cambio es inmediato e ingresa el color y el calor a casa en un sinfín de afectos, sonrisas y alegres expectativas. Entonces todos quienes llegan quieren abrazar al pequeño, comérselo a besos y jugar con él, en una verdadera celebración de la vida familiar, a los lazos y al sentido de hogar. La casa del bebé se desborda en visitas, mimos y sonrisas, y al centro de todo está él, recibiendo todo ese amor.

Original de 1994, Mucho mucho es un clásico inglés que retrata a una acogedora familia afrocaribeña, donde los vínculos incluyen tías, primos y abuelos, algo que bien conocemos en Chile y Latinoamérica. La riqueza de sus ilustraciones se suma a la lúdica composición que ejercen las palabras en un relato que leemos como una canción, donde cada ding dong es una sorpresa y una celebración, lo cual cobra especial sentido hacia el final del relato.

Trish Cooke tiene una amplia trayectoria como escritora, actriz y dramaturga. Conoce bien el uso de las palabras y su cadencia, el darles vida a sus creaciones por medio de la música y lo oral. Sus libros abordan la multiculturalidad y están pensados igual que sus obras teatrales: como relatos para ser disfrutados en voz alta, casi cantados, como solía ella misma hacerlo en su época liderando algunas bandas de ska. Esta habilidad se entreteje con las entrañables y expresivas ilustraciones de la premiada Helenn Oxenbury, ganadora del prestigioso Kate Greenaway, unos de los galardones más importantes del Reino Unido, entre otros. En este cuento opta por colores primarios, ampliando su paleta hacia tonos bastantes más encendidos que sus habituales pasteles, y que combinan muy bien con la melodía de Mucho mucho; una narración para ser disfrutada en compañía, tal como lo hacen sus protagonistas.

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