Algunas veces, Matías se siente grande: cuando puede amarrarse los cordones de los zapatos y abotonarse la camisa él solo. Pero otras veces se siente pequeño: cuando no alcanza el botón del ascensor, cuando moja la cama en la noche o se pierde en el supermercado. Aunque casi siempre prefiere ser grande, hay ocasiones en que a Matías también le gusta sentirse pequeño.