Madlenka vive en Nueva York, en el mismo edificio desde siempre. Todos en el barrio la conocen y son sus amigos: el panadero francés, el vendedor de diarios indio, el heladero italiano, la tendera asiática. Para Madlenka dar la vuelta a la manzana es como viajar alrededor del mundo, y para el lector, lo mismo: una aventura que celebra la diversidad, estimula la curiosidad por conocer otras culturas y pone en valor el aporte de los migrantes a la sociedad que los acoge.