Cada mañana, la protagonista de la historia oye decir: «¡Baja de esa nube, dormilona!». Entonces, interrumpe su charla con el oso canoso y desayuna deprisa para no llegar tarde a la escuela. Muchos creen que está en las nubes, pero no es del todo así… Ella está muy ocupada, observando cómo trabajan las hormigas, montando en caballito de mar o de merienda con su amigo el rinoceronte. Un poético álbum sobre el valor de la imaginación