Por Pablo Álvarez, editor de Ekaré Sur
Los cuentos para primera infancia contienen algunos elementos que son distintivos de este tipo de relatos. Uno de ellos es la repetición, un rasgo que le entrega confianza y seguridad al lector y que le permite al mismo tiempo anticiparse a la acción, una vez que ya se familiarizó con la historia. Otro rasgo son los sonidos y el uso de onomatopeyas: una acción, un animal o un objeto permiten la interacción con el lector al reproducir ese sonido. Estas características convierten a El mejor regalo en una experiencia de lectura de principio a fin, porque este libro es también una experiencia “redonda”. Sí, porque es un cuento circular en muchos sentidos.
La regla de las tres erres
La conocida regla del mundo contemporáneo, donde todo es desechable: reduce, reutiliza, recicla. Sí, una regla en modo imperativo. Una norma que no es más que una consecuencia terrible de nuestros hábitos de consumo. Una lección moral de lo que debemos hacer con nuestros desperdicios. ¿Pero qué pasa si, por el contrario, evitamos incluso llegar a las tres erres y nos quedamos con una sola erre, una nueva: repara?, algo que hace unos años era tan habitual y que hoy en día parece estar en desuso. Las cosas solían repararse, porque costaban, porque eran de buena calidad y podían seguir existiendo, porque tenían un valor afectivo, porque no todo era descartable.
Así hace el mono al repararle el chaleco a su amigo el oso. Y a su vez hace el oso al repararle las botas a su amigo el hipopótamo. Una cadena de reparaciones, costuras y martillazos. Una cadena de acciones que solo refuerzan los eslabones de una amistad sólida entre los personajes de este libro.
Las cosas tienen alma
Para los animistas, todas las cosas del mundo sensible tienen alma. Y para los personajes de este libro así parece también. La dedicación con que el ratón le repara los lentes al mapache, y cómo este mismo les construye una casa a los hijos de la ardilla, parece decirnos que las cosas tienen alma, que hay algo en lo profundo de los objetos que debemos cuidar y querer. Y no es extraño: cuando hacemos algo con cariño o reparamos algo con nuestras propias manos podemos sentir que dejamos una parte de nosotros en ese objeto. Eso parecen comunicarnos los personajes de El mejor regalo cada vez que le dan algo especial a su querido amigo. Como esas flores que paciente y cuidadosamente el perezoso cultivó, vio crecer y podó para su amigo el conejo y que llenaron de una dulce fragancia su casa.
Una historia circular
Contar una historia que comience y termine en el mismo punto no es sencillo. Y es que en este libro se trazó un desafío: que todo fuera circular, desde la vida de los objetos hasta cómo está contada la historia. Todo comienza con un mono, una ardilla y un auto. Y todo termina –más bien continúa– ahí mismo, con los personajes sobre el auto en un paseo por el campo. Como en una cadena, cada personaje es un eslabón que une con fuerza la amistad a través de un regalo significativo. Cada animal se esmera en darle a su amigo un regalo que sea importante o especial. Así, utilizan sus manos, su paciencia o sus talentos para que su amigo pueda sentir el cariño a través de un regalo. Una acción que despierta la iniciativa de cada uno para dar algo especial a un amigo sin esperar nada a cambio y que permite que esta cadena de regalos no tenga inicio ni fin, sino que siga adelante en un círculo de gratitud y amistad.
Y lo más importante: ningún animal olvida agradecer el regalo de su querido amigo. Muchas gracias.