Por Verónica Uribe, fundadora y editora de Ekaré Sur
Debe haber sido el año 2006. Un día fui a visitar a la Martita a su casa de Guardia Vieja. Era una mañana de primavera, creo, muy soleada y entraba mucha luz en la sala. La sala daba al jardín, lleno de flores. En un momento entró un joven y tocó el piano. La Martita me mostró sus últimos dibujos, estupendos, como todo lo que hacía. Y me habló de una historia que había escrito en un taller de escritura en el que había participado. Se llamaba Las dos riberas. Lo leí y me pareció inmediatamente que podía transformarse en un hermoso libro ilustrado. Ella me dijo que quería que tuviera color, mucho color.
Nos reunimos varias veces, a revisar el texto, ella siempre preocupada sobre el sentido de la historia, mostrar el absurdo de los prejuicios, valorar las diferencias. Pasaron unos meses en que no la vi. Y un día llegó a la diminuta oficina que tenía en Tobalaba. Traía una caja grande de cartón. Y dentro, las magníficas ilustraciones de la historia: todas. Preparamos las primeras maquetas y fuimos entre las dos dándole ritmo a las palabras, acompasándolas al paso de las páginas. Dejamos que las ilustraciones hablaran de las imágenes visuales, y que las palabras nos despertaran los otros sentidos: el oído: “El río suena noche y día con su murmullo de piedras”; el tacto: “Sus manos estaban muy tibias”; el olfato: “Un olor delicioso, un olor a pan recién sacado del horno”.
Desafortunadamente, la Martita enfermó y murió antes de que el libro estuviera terminado, pero alcanzó a ver las primeras maquetas.
El libro se presentó en el Centro Lector de Lo Barnechea, junto a una exposición de las ilustraciones originales y algunos otros dibujos de esta gran artista. Fue un acto muy emocionante y tuvimos una asistencia multitudinaria que rebasó el generoso espacio que ofreció el Centro Lector.
La primera maqueta del libro, que se publicó en 2006, y la quinta y más reciente edición, de 2017. Verónica recuerda que modificaron el nombre del libro porque coincidía con el título de una colección infantil de otra editorial.
Un interior de la maqueta: “Nos reunimos varias veces, a revisar el texto, ella siempre preocupada sobre el sentido de la historia, mostrar el absurdo de los prejuicios, valorar las diferencias”, recuerda Verónica Uribe.
Marta escribió el cuento en un taller que reunió las historias de sus participantes en este libro. Originalmente se titulaba “Las dos riberas”.