El lobo y los siete cabritos: Armonía entre texto e ilustraciones

Por Manuel Peña Muñoz, escritor y especialista en LIJ.

El recurso de contar cuentos a través del kamishibai o pequeño teatro de papel ha gozado de gran popularidad en los últimos años. La técnica de origen japonés permite que tanto niños como adultos sigan la historia mirando las imágenes que se deslizan a través de un mágico escenario mientras un narrador la va relatando. Ediciones Ekaré Sur ha difundido el teatrino confeccionado en madera así como diferentes cuentos, siendo El lobo y los siete cabritos el último en aparecer.

El cuento, muy difundido en diferentes versiones, es el quinto de la colección de los hermanos Grimm titulada Cuentos de la Infancia y el Hogar,publicada en dos tomos en Alemania en 1812 y 1815. Estos relatos de la tradición romántica europea, recopilados de labios de campesinas, tienen un rico sabor popular, mantienen un vivo interés, resultan muy animados y despiertan la fantasía y la imaginación de quien los lee o escucha.

La versión que comentamos pertenece a Verónica Uribe, quien ha respetado los aspectos narrativos de la historia y los ha sintetizado en 16 fragmentos. Cada uno de ellos se presta muy bien para la interpretación porque mantiene un tono oral a la vez que contiene onomatopeyas y situaciones que permiten intensificar o suavizar la voz de quien oficia de narrador. Los diálogos rápidos sugieren juegos dramáticos entre el lobo y los cabritos. La escena del lobo golpeando la puerta con los nudillos y fingiendo la voz, recuerda la escena del lobo golpeando la puerta de la casa de la abuelita en el cuento Caperucita Roja, lo que se explica porque muchas escenas de los relatos clásicos transitan de un cuento a otro.

Cada secuencia tiene una amplia extensión literaria, lo que favorece la contemplación de cada una de las ilustraciones en forma calmada mientras se desarrolla la acción salpicada de bellos detalles como cuando uno de los cabritos se esconde dentro de un reloj.

Las ilustraciones de Sabina Álvarez Schürmann juegan en las gamas del azul, el jacinto y el granate. Dan la idea de una iluminación nocturna y misteriosa. Tienen la virtud de ser muy nítidas y precisas, cualidad que se agradece tratándose de ilustraciones para el Pequeño Teatro de Papel, el que requiere de síntesis y concisión para que el espectador las retenga en forma inmediata. Este aspecto está plenamente logrado en esta serie de imágenes. Digno de resaltar es la expresividad de los personajes, conseguida con rasgos muy escuetos que juegan entre la ternura, el humor y la poesía.

Textos e ilustraciones se complementan en forma armoniosa dando por resultado un cuento muy apropiado para quienes se han familiarizado con el arte del Pequeño Teatro de Papel.

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