Algunas veces, especialmente en la oscuridad de la noche, las fantasías pueden cobrar vida propia. Suele ocurrir cuando tenemos miedo de un personaje malvado que vendrá a llevarnos, y también cuando necesitamos una figura que nos proteja de él. Este poema, junto a las bellas ilustraciones de Irene Savino, recrea de manera muy especial los temores más reales de la infancia.